Engracia Hidalgo y Tomás Burgos. /EFE
Los caminos de la economía en nuestro país hace tiempo que dejaron de ser sombríos y sinuosos. Los datos del paro conocidos esta misma mañana durante la rueda de prensa ofrecida por el secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, y la secretaria de Empleo, Engracia Hidalgo, no dejan lugar a dudas.
Mientras la España de la segunda velocidad está a punto de sobrepasar los cuatro millones y medio de desempleados, la otra, la de la primera velocidad, no tiene reparos en mostrar sus blindajes de dinero público.
Europa Press publicó el pasado martes que “los presidentes, consejeros delegados y altos ejecutivos de las cajas de ahorros que han recibido ayudas públicas cuentan con blindajes en sus contratos por importe conjunto superior a 20 millones de euros”.
Algo semejante lo encontramos en la imputación del duque de Palma, Iñaki Urdangarin, quien, supuestamente, percibió entre 2004 y 2007 del Instituto Nóos cerca de seis millones de euros junto a su socio.
Ahora nos encontramos que el déficit ronda el ocho por ciento y no el seis como decían los socialistas. Argumento más que sobrado, según el nuevo Gobierno, para aprobar un conjunto de medidas que terminarán ahogando a los de siempre, a la España de la segunda velocidad.
Hay un cierto pasaje de la psicología de la comunicación en la que afirma algo así como que es tan importante ser poseedor de información como dar la imagen de poder acceder a ella. En este caso, es igual de vergonzoso ser obsceno como parecerlo.